Nadie tenía granos, solo yo. Bueno un niño también, pero era de otra clase.
Por el amor de Julia, a escondidas, comencé a tomar todas las noches sorbitos de aquel frasco.
Ese curso suspendí geografía y francés. Julia se hizo mayor y mis granos no mejoraron.
Cuatro batallas perdidas. Durante el verano se echó un noviete, cosas de la vida.
Ahora, después de tantos años, a veces, sueño con Ella y despierto con el sabor amargo
de aquel" jarabe "que usaba mi madre después de depilarse las piernas.
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