En los jardines del alma
y a la orilla del estanque
donde beben mis palomas,
me ha nacido un sentimiento
que es hijo de las tormentas;
pero lo tengo dormido
junto a las azucenas.
¡ Rayos, truenos.........Rabia !
Pasad deprisa, no hagais ruido;
dejad que duerma.
lunes, 28 de noviembre de 2011
miércoles, 23 de noviembre de 2011
HOY NO ES DIA PARA ESTAR TRISTES. ( A mi amigo Tomás Berjollo )
Hoy no es día para estar tristes, Tomás
y no te empeñes en venir a mi recuerdo
con esa amarga sonrisa,
ese rictus de dolor en los labios,
hundido en tu sillón de cuero
con tu traje gris impecable.
No te empeñes en traer a mi memoria
aquella tarde fatídica
que no quiero ver en tus ojos,
como entonces,Tomás,
los atardeceres de la vida.
Y aunque tenías razones
para la rabia y el llanto,
hablamos de cosas banales
y no escuché de tí ningún lamento.
Como cualquier día
y a través de los cristales,
entre silencio y silencio
llegaban hasta nosotros
los ruidos de la tarde.
Siempre fuiste un caballero, Tomás
y hasta para morirte fuiste un señor
y no cambiaste tu talante.
¡ Que grande eres, Tomás, que grande !
Pero hoy quiero verte distinto,
queremos verte como antes;
con una copa en la mano
brindando a la vida y al viento.
¿ Tomás, dónde te has ido ?
Te he buscado entre los tilos
donde anidan los luceros
y en la orilla de los ríos
que corren bajo los sauces
y no consigo encontrarte.
Si te encuentras en mi verso,
aunque me rompas la rima,
¡ Ponte el traje de faena,
pídele un mandil a mi musa,
sal y cocínanos con tu arte !
Si te encuentras en el cielo
¡ Pideselo a los ángeles !
Pero ven, Tomás, no te tardes.
Cuéntanos tus fantasías
y aderézalas con verdades
y cántanos con tu voz quebrada,
rancheras o por soleares,
pero ¡ Canta fuerte ! Tomás ¡ Canta !
Y con tus manos ¡ Estalla el aire !
Que hoy no es día para estar tristes
y queremos escucharte.
y no te empeñes en venir a mi recuerdo
con esa amarga sonrisa,
ese rictus de dolor en los labios,
hundido en tu sillón de cuero
con tu traje gris impecable.
No te empeñes en traer a mi memoria
aquella tarde fatídica
que no quiero ver en tus ojos,
como entonces,Tomás,
los atardeceres de la vida.
Y aunque tenías razones
para la rabia y el llanto,
hablamos de cosas banales
y no escuché de tí ningún lamento.
Como cualquier día
y a través de los cristales,
entre silencio y silencio
llegaban hasta nosotros
los ruidos de la tarde.
Siempre fuiste un caballero, Tomás
y hasta para morirte fuiste un señor
y no cambiaste tu talante.
¡ Que grande eres, Tomás, que grande !
Pero hoy quiero verte distinto,
queremos verte como antes;
con una copa en la mano
brindando a la vida y al viento.
¿ Tomás, dónde te has ido ?
Te he buscado entre los tilos
donde anidan los luceros
y en la orilla de los ríos
que corren bajo los sauces
y no consigo encontrarte.
Si te encuentras en mi verso,
aunque me rompas la rima,
¡ Ponte el traje de faena,
pídele un mandil a mi musa,
sal y cocínanos con tu arte !
Si te encuentras en el cielo
¡ Pideselo a los ángeles !
Pero ven, Tomás, no te tardes.
Cuéntanos tus fantasías
y aderézalas con verdades
y cántanos con tu voz quebrada,
rancheras o por soleares,
pero ¡ Canta fuerte ! Tomás ¡ Canta !
Y con tus manos ¡ Estalla el aire !
Que hoy no es día para estar tristes
y queremos escucharte.
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