domingo, 26 de agosto de 2012

RECORDAÁNDOTE PADRE ( SIN )

Discúlpame Patricia si para escribir
estos versos he tenido que entrar en
tu casa, rebuscar en los cajones de
tu alma y leer en el libro de tus
sueños..

Recordándote Padre.

 Anoche, mientras soñaba                                                           
con verdes campiñas                                                                
y atardeceres dorados;                                                             
como una ráfaga de lluvia                                                           
en un día soleado                                                                      
me llegó tu carta  inesperadamente;
pero también sentí, padre,
como cuando era niña,
el pequeño ruido de tus pasos
y tu amorosa mano sobre mi frente.
Aunque me cuentas lo que haces
y enumeras una a una tus tareas;
si tú no vienes, para mi son solo escusas.
Me dices, padre, que madrugas mucho;
que a eso de las seis y media
en vez de cuidar tus caballos
o preparar los apeos
de la caza o de la pesca,
despiertas a los luceros
para que el alba los vea.
Que con tanta guerra
la tierra no se cultiva
y no hay espigas en los campos
ni pan tierno en las despensas;
y yo lo sé, y te creo cuando dices
que hay mucha hambre en el mundo
y que tienes que estar muy atento
por si llaman a la puerta,
porque llegan a bandadas
los niños desde la Tierra.
Pero para mí son solo escusas.
¡ Padre, deja las puertas abiertas !
Que cuando se aleja la tarde
entre chopos y abedules,
extiendes la alfombra negra
y enciendes todas las luces
para que pase la noche;
y yo lo creo;
pero para mi son solo escusas;
la noche padre, aunque tú no estés,
seguirá buscando el día
por los caminos y por las veredas.
También me dices en tu carta
que te asomarás al balcón para verme;
a ese que dá a la Tierra
y que tus besos caerán como pétalos
sobre mi vestido de novia.
Eso también lo sé, padre;
pero para mi son solo escusas ;
porque lo que yo quiero,
es que vengas.