miércoles, 25 de marzo de 2015

HOY ROMPERE LAS CADENAS.( Agregar )

Hoy romperé las cadenas
que me amarran al pasado
y me llenan de tristeza.

que mi musa me repudia
por escribir tantas veces
siempre de las mismas cosas..

¡ Tanta letra lastimera... !
¡ Tanto verso suspirando
por ayeres que no vuelven
y mañanas que no llegan !

¡ Tanta remembranza
y tantos sueños perdidos
desatando mis mareas !

Disculpadme.

Disculpadme si en mis mares
ya no cantan las sirenas;
y en los versos que hoy escribo
faltan las flores marchitas
y las noches sin estrellas.

¡ Basta ya de abrir cajones
donde guardé tantas penas !
¡ Basta de ilusones vanas !

Voy a barrer los rincones
y abrir puertas y ventanas.
que el sol asomó su cara
entre las nubes más negras.

viernes, 20 de marzo de 2015

¡ Ay ese niño ! ( Agregar )

¡ Que hace ese niño dormido en la acera
con la escudilla vacía
y llena de moscas hambrientas 
su carita de cera !

¿ Que hace tan solo,
 será que nadie le espera ?

¿ Y que buscan las moscas ?

¿ Será que presienten
que el niño sueña con ricos manjares
y aguardan golosas ?

¡ Que pena más grande de niño
y qué tontas las moscas !

Son esas cosas terribles
que vemos todos los días
y no nos asombran.

Yo siento verguenza infinita
y una tristeza muy honda;
porque no hago nada,

porque tengo una casa
y porque tengo comida de sobra.














martes, 17 de marzo de 2015

Ya era muy viejecita.De jose Angel Buesa.




Ya era muy viejecita... Y un año y otro año

se fue quedando sola con su tiempo sin fin.
Sola con su sonrisa de que nada hace daño,
sola como una hermana mayor en su jardín.


Se fue quedando sola con los brazos abiertos,
que es como crucifican los hijos que se van,
con su suave manera de cruzar los cubiertos,
y aquel olor a limpio de sus batas de holán.


Déjenme recordarla con su vals en el piano,
como yéndose un poco con lo que se le fue;
y con qué pesadumbre se mira la mano
cuando le tintineaba su taza de café.


Se fue quedando sola, sola... sola en su mesa,
en su casita blanca y en su lento sillón;
y si alguien no conoce que soledad es esa,
no sabe cuánta muerte cabe en un corazón.


Y diré que en la tarde de aquel viernes con rosas,
en aquel "hasta pronto" que fue un adiós final,
aprendí que unas manos pueden ser mariposas,
dos mariposas tristes volando en su portal.


Sé que murió de noche. No quiero saber cuándo.
Nadie estaba con ella, nadie, cuando murió:
Ni su hijo Guillermo, ni su hijo Fernando,
ni el otro, el vagabundo sin patria, que soy yo.

Ya todos la olvidaron. Ahora sí que se ha ido,
pero, sobre las rosas de la tumba reciente,

florecía el recuerdo más allá del olvido…

Yo era el hosco, el ausente.


Qué le importa a la noche que se apague una estrella,

si el mar sigue cantando cuando pierde una ola.

Ya están secos los ojos que lloraron por ella.

Ya se ha quedado sola.


Ahora ya sigue, sola, su viaje hacia el espanto,

por las noches profundas, bajo el cielo inclemente.

Ya nadie me reprocha que no lloré aquel llanto,

que fui el hosco, el ausente…



Ya nadie le disputa su silencio y su sombra,
sobre todo su sombra, bajo la luz del día.
Ya todos la olvidaron, Señor. Nadie la nombra.
Yo la recuerdo todavía…