Hay días que me siento triste
y llaman a mi puerta los recuerdos;
a los que tanto quise
los requiero para que vuelvan
entonando melodías con mis versos.
¡Si supieran cómo llegan a mi canto
el eco de sus voces
de sus risas y sus llantos...!
¡Si vieran cómo late mi cuartilla
cuando escribo para ellos...!
Maldigo al sol de la mañana
que acaricia mis jardines,
al mar azul y sereno
y a las calles que recorrimos juntos.
Maldigo a la muerte caprichosa,
a los días grises de lluvia
y al relámpago y al trueno.
Lo maldigo todo,
porque todo continua
como si estuvieran ellos.
Y mientras pasa la vida
el bolígrafo camina
abrazado entre mis dedos,
entonando melodías.