viernes, 18 de junio de 2021

Dulces atardeceres. De Adita.

 El atardecer conserva su flama
los tonos rojos,violetas, dorados,
cincelan el cielo aturquesado
y una tenue brisa se cimbrea
entre la oscuridad y su letargo.
Sube la marea con su espuma
borracha de movimiento y olas
que serpentean calando arena,
salpicando sombrillas rezagadas
y oliendo a sonar de caracolas.
lenta se va la tarde con su embrujo,
se regocija el ser con suave calma,
atrás queda el rubor y su bochorno,
el caminar descalzo por la orilla...
Las emociones aguantan hasta el alba.

Antes de estrenar. De Adita.

 Rumor de butacas llenas,
escalofríos de miedo,
dulce ardor en nuestro pecho,
aleteos de beldades
y campanitas de ensueño.
Risas cómplices de alpaca
abrazos de purpurina.
decorados,bambalinas,
corazones enlazados
miradas con miedo y vida.
Fulgor de tenues latidos
penachos de pena amarga
agonía de caídas...
Y cuando sube el telón
se transforman nuestras almas.

 

 


La búsqueda. De Inmaculada Mangas.

 Mi niña, cuando te sueño

noto que vuelco mi alma

en tu sendero de plata,

bebo tu pisar sereno

recreo nubes rosadas

con bellones entreabiertos,

como si tus manos blancas

penaran un desencuentro.

Una enorme caracola

plena de cariño y fuego

me empuja para alcanzarte

por veredas sin regreso.

Espejitos en el aire

me reflejan tu silencio.

Mis manos flotan vacías,

se rebelan y me pierdo.

El ahogo de mi pena

estremece mi garganta,

mi voz muda no te clama

y el recuerdo de tu risa

hace palpitar mi alma

y mis sentidos se elevan

siguiendo tu fría escalada.

miércoles, 16 de junio de 2021

Polvo enajenado. De Lucía Vilches.

 

Compartido con: Público
POLVO ENAJENADO
Mi corazón los guarda y reinventa.
De aquel fuego que fue, queda el rescoldo.
Ya no están, pero vuelan con el polvo,
con el aire y la nieve en su esencia.
Partículas que el relámpago iluminan,
del rayo furioso en la tormenta.
Fuego fugaz que el oxígeno alimenta,
de la vela que ilumina mi escritorio.
Ser enterrado, hado que no alienta,
de lluvia y olvido ensangrentado.
No quiero cruzar al otro lado
del suplicio de este mar de ausencias.
No quiero encontrarme con la muerte,
donde el ser, es polvo enajenado.
Donde el placer ha sido ajusticiado
varado en un mar de penitencias,
envuelto por un amor frustrado.
La vida es corta, y solo es el pasado,
lo que queda en los anales de la historia.
Apenas nada queda en la memoria,
y todo es un andar equivocado.
¿Y, qué es la vida sino solo un tornado
de loca e iracunda trayectoria,
recorriendo un camino sentenciado?
Solo el amor queda en la memoria,
y las ausencias que nunca han regresado.
¿Y que es lo que esta vida me reporta
por deambular por su camino errado?
Nos ha tocado vivir en un planeta,
donde todos los triunfos son derrota,
Donde por decreto todo se pervierte,
Donde la sensatez es frágil y está rota.
Vivir sin ella, tampoco me conforta.
Si tengo que morir, muero en sus brazos,
que quiero descansar serenamente
Lo tengo escrito en mis manos y mi mente,
y todo lo demás poco me importa.
Volveremos al suelo en que nacimos.
Dejaremos el lugar prestado.
Acompañados por el soplo del viento
seremos solo polvo enajenado.
L.Vilches m.