Tristeza. **

En estas noches del estío
presiento absorto la mirada
de aquella luna tan blanca
que rielaba por los cielos
encantados de mi infancia;
y aún me arranca
algún suspiro
y aún me arranca
alguna lágrima.
Por eso, como el niño
al que imponen un castigo;
le pregunto muy bajito
a mi almohada:
¿ Por qué, por qué ?
¿Dime por qué,
estos sueños tan bonitos
me dejan tan triste el alma ?

Sueños. **

Según cuentan los libros, cansado de tanto crear al cumpliese el septimo día
cerró las puertas del cielo. ¿ Acaso se quedó dormido y somos un sueño suyo ?

Pero si es verdad que hace dos mil años por el ruido de algún trueno
o quizá por el destello de alguna estrella fugaz se despertó
y estuvo aquí en la Tierra y desde entonces todo lo controla
y lo vigila; si es verdad que ya no duerme ¿ A nosotros quien nos sueña ?

Vosotros que me leeis ¡ decidme,
existo !

De la mano de mi musa
yo le traigo a mi poesía;
pero si no escribo,
si no subo hasta las más altas cimas,
él quizá bosteza, se despereza,
se acomoda en su trono
o se entretiene en sus jardines
pintando flores o mariposas
y no viene nunca.
¿ Acaso es el un sueño mío ?
Desconcertado y aturdido
no se si soy un sueño o qué;
no se quien sueña.
Desde estos versos le pido
que siga dormido siempre,
por los siglos de los siglos;
y yo seré un sueño suyo.
Que para hacer cosas de dioses,
como decirle al sol que se esconda
cuando se acerque la noche
o la luna que se vaya
cuando se despierte el día;
yo le traeré a mi poesía
para que caminemos juntos.
Pero para hacer cosas extrañas,
como estar en todas partes
y no hacer nada en ninguna;
será mejor que despierte
y yo me pierda en la bruma;
pero que no cuente conmigo.

A ti.

 A tí,
que no sabes lo que es el miedo
de enfrentarse con la nada
y vivir sin la esperanza
de que te broten las alas
para volar hasta el cielo....

Atí,
que construiste tu arca
con madera de una cruz;
y con espinas y clavos
has fabricado tus lanzas....

A tí, amigo te digo
que también tuve una casa
con una ventana muy alta
y veía hermosos prados;

pero un viento uracanado
de un portazo cerró los postigos
y derribó todos los muros
que construí cuando niño;

y ahora me encuentro perdido,
sin casa y desarraigado,
buscando cual vagabundo
un sueño que me de cobijo.

A ti también quiero decirte
que por mirar desde otro lado,
tu esperas la recompensa
del Paraíso soñado;

y yo, por pensar de otra manera
al morir tan solo espero,
en la tierra un agujero
o en el camposanto un nicho.

Pero llegado el día postrero
de corazón te deseo
que te pasees por tus prados;
y aves de mil colores
levanten el vuelo a tu paso;

y seas tú o yo el equivocado,
quiero que sepas, amigo,
porque igualmente te aprecio;
que siempre tendrás mi mano.

Una lección de amor. *

Si algún dia la injusticia 

se cruzara en tu camino

y pisoteara tu orgullo,

no respondas con la ira
ni con la fuerza del puño;
razones del sinsentido.

¡ Tiende tu mano al verdugo !

Y entonces comprenderás hijo mío
esa lección de amor;
testimonio del judío
que coronado de espinas
hizo suyo tu dolor

y reconquistó para ti
un paraiso perdido.