Sentado ante mi cuartilla
estoy viendo llover
a través de la ventana
en este día tan gris.
La lluvia humedece el alma
y da vida a mi jardín.
Pero esta tarde tengo ganas de llorar.
¡ Que bonito sería ser
como esa gota de agua
que resbala en el cristal,
sin dejar ninguna huella
ni una historia que contar !
O como aquellas
que también trajo la lluvia
y han caído por azar,
en las hojas del ciprés,
en los pétalos de la flor
y en la rama del zarzal;
para morir después con el sol.
Pero con rebeldía
y sin rehusar de esta ilusión
arranco del pecho esa voz
que clama al amor y a la vida:
¡ Más bonito sería ser
gota enamorada,
temblar en las pestañas
y correr por las mejillas
para dejar en los labios,
si al final he de morir;
sabor a sal !