Después de tanto llorar,
después de llorar tanto
quise escapar del quebranto
y volar, como vuela el viento,
por ese mundo ideal
que construyo con mis versos.
Y aunque tengo la certeza
que los demonios del miedo
no inclinarán su cabeza
por alto que sea mi vuelo,
yo seguiré adelante
sin olvidar ni un instante
que esos demonios del miedo
nunca podrán alcanzarme
si no detengo mi vuelo;
con eso tengo bastante.