se acercó hasta Betania
para decirle a su amigo:
¡ Levántate y anda !
Bajé yo hasta mis sótanos
con un candil encendido
y les dije a mis fantasmas:
¡ Venid conmigo !
Después en la planta baja,
donde vivo cada día,
he abierto las ventanas
y he cerrado los cajones
donde guardo mis desdichas.
Pero para llegar arriba,
tendré que arreglar los peldaños
que han destruido los años.
Allí guardo las ilusiones;
mis sueños inconfesables...
Y en un rincón de la azotea,
mis palomas mensajeras;
las que si me ven llorar,
me traen en sus patitas
recados de las estrellas.
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