L irios, rosas y azucenas entregas con tu palabra,
I ndicios de tu alma
blanca: eres jardín del poema;
N acimiento con que abrevas al mundo que tú levantas.
¡ O jalá el agua supiera que cuando canta nos llena!
Sigo
leyendo el perfume que brota de tí, Poeta;
porque al cielo nos acercas
desde tus venas azules
y como lo puro, fluyes... ¡hasta que el alma
conversa!
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