Tu pluma como una aguja
va tejiendo en la cuartilla
el ropaje que me abriga
en estas noches de invierno;
porque llegas con tu poesía
hasta esos mundos de ensueño,
dejando impreso en el viento
un canto al amor y a la vida.
Pero yo, que escribo sobre mis penas;
los fantasmas del recuerdo
solo dejan en mis versos
el ruido de sus cadenas.
Por eso querida amiga,
yo que bogo sin rumbo
por mares de melancolía,
solo esparzo por sus aguas
mi dolor y las cenizas
de la juventud perdida.
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