domingo, 11 de noviembre de 2012

Una mañana de Junio. **

Aquella mañana de Junio
una paloma muy blanca
se posó en mi ventana
con una ramita en el pico
y el último lucero,
allá, en lo alto, me hacía guiños.
En una alfombra mágica
volé por los pasillos
sobre un reguero de lágrimas.
La campanas tañían,
las cigarras cantaban;
la vida y la muerte
caminaban al unísono
y yo, detrás con mi esperanza.
Aquella mañana de Junio
se afilaban los cuchillos
en mi campo de batalla.
La paloma y el lucero
se disputaban mi alma.




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