Maldigo al rayo homicida
que aquella noche de abril
cayó sobre tu jardín
cuando todo en tí florecía.
Y a la mano traicionera
que te robó la sonrisa
y dejó sobre tus labios
la más triste de las muecas.
Por eso escribo con rabia
y maldigo en mi poesía:
al pintor de los pintores;
que teniendo otros colores
pintó de negro tu vida.
Lo maldigo todo hermano
y reclamo para tí, justicia;
arrojando contra el cielo
mis versos llenos de ira.
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