Tendríamos diez o doce años y nos
creíamos mayores, pero reíamos
por todo y llorábamos por nada.
Guardé como un tesoro los años que pa-
samos juntos; pero hoy no es día para
estar tristes; si me prestas una estrella
yo construiré un cielo entero y volverán
las primaveras y volverán a ponerse
blancos los cerezos.
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