Tú;
que según cuenta la Biblia
llegaste de otros mundos
empuñando la palabra;
me recuerdas al manchego
que montado en Rocinante,
confundió a los molinos de los campos de Castilla
con aguerridos gigantes.
Y porque moriste en la cruz
y porque tuviste miedo,
y porque fuiste un soñador
y porque quisiste abolir los guetos y la esclavitud.
Y porque fuiste un hombre bueno....
Aunque no fueras el Dios
que busca mi alma errante,
tienes todos mis respetos;
caballero o caminante.
Por eso nazareno;
y sin pretender ser burlesco;
parodiando a Sancho en el libro de Cervantes,
yo te hubiera dicho, en aquel lugar
y en aquel tiempo:
¡ Tenga cuidado mi señor !
Que esos molinos son gigantes.
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