Las ventanas del alma. A Pupe...
Por una puerta mal cerrada,
el frío de la calle
el frío de la calle
se nos metió en la casa.
¡ Ven, me dijiste, que no nos oigan !
Y como una loba en celo
defendiendo su guarida
me arrastraste hasta la alcoba.
¡ Que frías tenías las manos
cuando dijiste perdona !
Pero tus ojos ¡ Ay tus ojos !
Como ventanas del alma,
me dejaron ver el fuego que te ardía en las entrañas.
Tus lagos azules, tus valles umbríos,
tus cimas más altas.
Todo lo vi a través de esas ventanas.
Y como se funde la roca,
al roce de tus labios
se fundieron los agravios
en el volcán de tu boca.
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