aquellas tardes de invierno
y escondido entre las hojas
de mis libros del colegio.
Lo busqué en las nubes
que cruzaban por mi cielo
y susurraban su nombre
por los caminos del viento.
En las canciones de amor
y en los versos que le hacía
que aún resuenan como un eco
en mi viejo corazón.
Y ahora que ya no lo busco
y el frío cala en mis huesos,
en cada rincón de la casa
siento el calor de su aliento.
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