El sol se quedó dormido
y se despertó en tú pelo;
el cielo, por no ser menos
buscó cobijo en tus ojos
y una rosa de azahares
dos jazmines y un lucero
fueron corriendo a tus labios.
La rosa llegó primero;
el diamante te eligió
como troquel de sus sueños;
cinco brillantes talló;
y tú, voluntad de hierro
te volviste corazón,
te hiciste yunque del viento,
cimiento de la razón
y brillaste más que el sol
que está despierto en tu pelo.
Precioso.
ResponderEliminarTienes que decirme tu secreto.
Un beso.