En las noches estrelladas
de estos días del estío,
aún presiento su mirada
cruzándose con la mía
por esos lugares del alma,
donde guardo encadenadas
nostalgias y melancolía.
Entonces me pregnto
mientras escondo una lágrima.
¡Dios mío,
¿volverán algún día
aquellos años de la infancia?!
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